La vida actual con sus avances y cambios permanentes en todos los ámbitos, representa un reto constante a las instituciones, a los grupos humanos inmersos en estos procesos y a la familia. Uno de esos avances, que favorece el desarrollo de muchos campos más es sin duda, los avances logrados en el ámbito de las ciencias de la información. Mismos que han generado una serie de cambios en todos los aspectos. Si consideramos que, así como fluye y se tiene acceso a la información de forma rápida, hasta los más recónditos lugares, también se tiene oportunidad de estar en contacto con formas de vida, ideas y valores diversos, mismos que están presentes e influyen en el desarrollo sociocultural, así como en las formas de comunicación y de relacionarse entre los individuos. Estos avances propician la práctica de nuevas formas de comunicación entre las personas privilegiando las redes sociales, dejando de lado muchos aspectos importantes de las relaciones humanas y de la riqueza de la comunicación personal de calidad.
Ante esto se ha planteado la necesidad de reconocer el valor de estos avances tecnológicos que están al servicio del hombre, no el hombre al servicio de estos implementos, así como el de orientar, formar y educar según sea el caso, a las nuevas generaciones, desde la perspectiva de una sociedad que valora la diversidad cultural y sus avances científicos y tecnológicos, de la forma más acorde a su desarrollo, sin perder de vista los valores culturales del núcleo social al que se pertenece.
Además, es necesario reconocer que las demandas socio- económicas, el ritmo de vida que se vive en la actualidad y el marcado individualismo que se ha desarrollado, dificultan o generan la ausencia de la comunicación asertiva en el ámbito familiar, propiciando serios conflictos entre los integrantes como son: sentimientos de soledad, rechazo y de abandono; el tomar decisiones erróneas influenciadas por la carencia de orientación o de apoyo real, entre otros.
De ahí la importancia de considerar prioritario, el buscar el tiempo y los espacios de diálogo familiar, en el cual se genere un proceso de comunicación basada en el respeto al otro y la libertad de pensar diferente sin que esto genere agresiones, sino la intención de conocer y compartir los diferentes puntos de vista; Sin duda la comunicación asertiva en familia es la base para que sus integrantes puedan desarrollar de forma óptima sus habilidades personales y sociales, además es un recurso muy valioso, para fortalecer y enriquecer el sentido de pertenencia familiar y a su grupo social.
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